Clases de... ¿Cocina? (Cassandra)

-Soy un excelente alumno, tan bueno que no pararemos de cocinar hoy –sonrió- Aunque si crees que voy por mal camino, tendrás que aplicar algunos castigos o someterme a un duro entrenamiento-

No tupe contener la leve carcajada que salió de mi boca antes sus palabras y no pude evitar seguirle el juego, fue algo que salió de mí sin poder detenerlo, un momento de agradable amistad y de escasa libertad que poseía ultimadamente.

- Eso espero –dije entrecerrando los ojos- no dudare en castigarte o someterte, y no dudes que puedo parecer dulce –dice sonriéndole dulcemente- pero también puedo ser mala – sonrie ampliamente y le guiñe el ojo.

Vi como se dirigía a la cocina y luego de apreciar el acogedor departamento, fui en dirección hacia el y al oír sus palabras me pareció un agradable gesto, que se preocupara por mi, estaba claro que era todo un caballero.

-Es raro que un hombre tenga delantale. Pero puedes tomar cualquiera, así no te ensuciaras-

Me acerque a la barra lentamente y le dedique una pequeña sonrisa.

- No lo considero así –dije mirándolo- mas bien pareciera indicar que sabes cocinar –reí por lo bajo- claro, una cocinera debe cuidar su imagen –dije respondiendo a su pregunta de si deceaba uno - iniziare il mio reparto! –dice sonriendo y entrando a la cosina- rende una prelibatezza che vi farà succhiare le dita! –

Dije en mi perfecto acento italiano, el cual habia desarrollado gracias a mi madre que es Italiana, la cual me llevaba cada ves que podia a visitar la hermosa ciudad donde ella habia nacido.

.-Debo decirte que después de un tiempo no entenderé demasiado lo que digas –

-Bueno, mejor entonces no te confundo y solo hablamos nuestro idioma-

Sonreí de lado, como gesto de simpatía y lo vi dudar acerca de tomar un delantal, pero de igual forma lo tomo y vi una sonrisa en su rostro, definitivamente no era el tipo que describían los rumores, es una persona muy amigable, o lo estaría siendo conmigo ¿por cortesía?, esa pregunta rodo por mi mente, unos leves instantes, hasta que el volvió hablar.

-Confiare en que lo que estás viendo se quedara en lo más profundo de tu memoria…-

Oí sus palabras y fruncí el ceño levemente, no me consideraba una chica que contara nada a nadie, y mucho menos intimidades de personas que estuvieran en mi entorno, sabia muy bien lo que era que te divulgaran secretos, no por experiencia si no por haber oído y presenciado momentos como esos, a si que no me gustaría ser la causante de algo como eso a nadie.

Pero no lo culpaba, la mayoria de las veces las personas no debian confiar en nadie, ya que la traicion era algo comun cada dia.

- Te he de jurar mi total con fidelidad sobre este asunto –reí un poco- nadie lo sabrá, es un secreto entre dos - le guiñe el ojo juguetonamente.

Lo vi entrar a la cocina y revisar el refrigerador, antes le había dado una pequeña lista de cosas que usarían para preparar la Lasaña, le vi por un momento tomando los ingredientes, hasta que se quedo pensativo, claramente no se acordaba de que mas le había pedido así que me acerque a el por la espalda.

- Falta el jamón, tocino y huevos –sonreí a medio lado- y las esencias para hacer la salsa, junto con cebollas - dije detras de el.

- Cómo es que se me olvidaron los ingredientes principales? –

Reí levemente al oír sus palabras, me pareció un poco cómico verlo así, pero lo luego fingí ponerme seria al oír las siguientes palabras

– Bueno Chef, creo que a partir de aquí me tienes que dar órdenes para saber que hacer -

Me pareció cómico que me dijera así y en porte de simpatía hice un gesto de superioridad, que en realidad me salió más cómico que serio.

- Primero alumno debemos preparar la carne así que pon en un sartén la cebolla y aceite, y a lo que lo que veas la cebolla un poco dorada me avisas… oh y te gustaría echarle ajo? –

Le pregunte ligeramente mientras me dirija a ver los demás ingredientes para preparar la salsa bechamel, ya que pretendia que el platillo fuera al gusto de ambos, asi mientras el hacia la carne yo prepararia la salsa, vi la leche, la mantequilla, la sal en una esquina junto a la pimienta, y me pregunte si le gustaria la nuez moscada, pero no logre ver la harina.

- Mmm Zach –sonreí- ¿si es que te puedo llamar así? –lo mire por unos momentos antes de devolver mi vista a los ingrediente- ¿donde guardas la harina de trigo? para la salsa Bechamel –

Dije mientras reunía los ingredientes y esperaba su respuesta para proseguir con la preparación del bechamel, me moría de la risa interiormente al verlo tan dudoso pero lo disimulaba para que sintiera confianza y puesto que no quería que creyera que no me tomaba las cosas enserio, alce la mirada y le di una leve sonrisa.

Vi como alzaba la ceja divertido y yo solo pude encogerme de hombro, me divertía con el, por lo que podía apreciar hasta ahora esta seria una tarde divertida y entretenida, lo cual me parecía perfecto.

Vi como tomaba un sartén y de reojo pude apreciar como hacia cortes, algo irregulares por lo que vi y no pude evitar reír levemente, estaba claro de que Zachary no era amante de la cocina pero lo estaba intentando y ello me parecía maravilloso.

-Si, puedes decirme así –

Le sonreí levemente ante lo que dijo, bueno por lo menos ya podía decirle de manera más amigable, y en cierto modo ya me sentía en confianza con el, lo cual era muy agradable para mi, ya que solo pocas personas lograban seriamente tener algún pedazo verdadero de mi ser.

– Creo que esta por ahí –

Dijo el señalando una despensa, pero luego el la abrió y la bajo le sonreí levemente y asentí con la cabeza.

-Sabes es bueno que seas alto –reí- eres una gran ayuda para una chica pequeña como yo –

Dije en tono cómico, aun que lo sabía era una chica de mediana estatura ni muy alta ni muy pequeña lo cual a mi parecer me hacia perfecta, en el sentido bueno de la palabra, pero habían cosas, pequeños detalles que pues, reí en mis adentros, se me dificultaban y era agradable tener a alguien mas alto que yo ayudándome.

–¿Vas a hacer la salsa? Te ayudo–

- Seguro – le dedique una de mis leves sonrisas- bueno pon la leche a hervir, mientras yo preparo el roux –

le dije mientras me dirigía con la mantequilla y harina en mis manos en busca de un sartén, tome uno y le hice señas para ver si podía utilizarlo.