Irina 'drama queen' Svetlav

¿Qué era lo que iba a decir? No estaba muy segura cual argumento usaría en esta ocasión pero sí tenía algo muy claro, tenía que ser completamente convincente después de la escena de hace dos semanas su padre no se tragaría cualquier cosa.

Las cosas en su familia eran extrañas hasta cierto punto y los misterios que brillaban en la pupila de su padre y sus tíos no le agradaban del todo, sin embargo no preguntaba de más, simplemente dejaba que cada quien se hiciera cargo de sus asuntos y que a ella la dejaran hacer su vida sin ningún tipo de molesta. ¡¡Ojalá eso fuera fácil!! Irina preguntaba más de lo que su padre le respondía y eso le sacaba mucho de sus casillas, sabía que él la adoraba hasta el punto de perdonarle todo, quizás no todo inmediatamente pero al final no hacía, sólo esperaba que en este momento hiciera lo mismo.

La cabeza estaba a punto de explotarle, sentía el latir de su corazón en las sienes y el sonido que provocaba en sus oídos ahogaba cualquier ruido del exterior. Esa picazón en la garganta la estaba atormentando, le daba una increíble irritación que pedía a gritos ser arrasada por tan sólo un poco de agua.

La fiesta había estada buenísima, después de un viernes un tanto agotador en el campus de la Universidad de Londres se había ido con un par de amigas a disfrutar de la increíble vida nocturna que la ciudad británica brindaba. Su apellido no era del todo desconocido por lo que con el sólo presentarse en la puerta le daba acceso directo a cualquier lugar que quisiera, era una de las pocas cosas que adoraba de la profesión de su padre, todos querían contratarlo, pues le abrían las puertas para evitarse problemas con Dmitri. Así que ella entro felizmente con su par de cómplices. Uno, dos, tres tragos y las cosas comenzaron a ponerse justo en el punto cuando algo le hizo recapacitar un poco ¿qué hacía Iván Leiv Svetlav ahí? Por un momento sintió que el suelo se le caería a los pies cuando él la vio, aunque él no se inmuto y nada más le regalo una sonrisa, compartieron un par de tragos –claro que los de él eran más fuertes- y después de unas cuantas palabras le dijo que siguiera divirtiéndose y se cuidara porque no quería nietos siendo tan joven. Irina estallo en risas y se despidieron, ahora entendía por qué él le agradaba más que el Señor-cara-de-cartón de Vasile, y concluyo que quizás la habían dejado pasar tan rápido porque Iván ya había dado su nombre en la puerta… en fin, eso la tenía sin cuidado ya que estaba dentro y ahora, con la ‘bendición’ de su tío iba a seguir divirtiéndose.

¡¡Y cómo se había divertido!! Bailo hasta que le dolieron los pies y se quito los zapatos de tacón –había perdido uno en no-sabe-dónde – bebió como si no hubiera un mañana y los vodkas pasaban por su garganta como si fueran simple agua, conoció a chicos de los cuales no recordaba ahora ni su nombre.
-Ya levántate- las cortinas de la habitación se abrieron de par en par dejando que los rayos de medio día se filtraran sin ningún obstáculo hasta la cama de la joven. Irina hizo algunos ruidos que no lograron hacerse palabras, la luz atravez de sus párpados le molestaba, se giro, se tapo el rostro con la cobija hasta que termino con la cabeza metida debajo de la almohada -Levántate, tu padre quiere hablar contigo- la voz de Alexandra sonaba aprensiva y presurosa. Mil de imágenes corrieron por el cerebro de la joven Svetlav porque ya estaba casi segura de lo que le diría su padre.

Irina se levanto como un zombie ¿qué no podían dejarla dormir más de cuatro horas? Era sábado y no tenía clases al día siguiente, esas sí eran ganas de molestar. Esperaba que su tío no le hubiera ido con el chisme a su padre, dudaba que fuera así y que él se hubiera enterado por la gente del servicio que la había visto llegar, por más que intento ser discreta no había funcionado el plan. Dejo mal estacionado el auto en el garaje y luego tropezó con un par de cosas en el camino a su habitación, estaba segura de que le habían hablando en el camino pero el efecto del alcohol todavía estaba latente en sus venas por lo cual había ignorado a todas aquellas personas y para rematar su entrada triunfal el sonido que produjo la puerta de su habitación al azotarse no pasó desapercibido.

Su padre se encontraba almorzando con Víctor y con Igor, seguramente hablando de negocios que para ella, ahora, valían menos que un vaso de agua refrescante para la garganta. Al acercarse un poco más a ellos el silencio se hizo palpable, los tres voltearon a verlas con ojos tan distintos que Irina sabía lo que pensaba cada uno de ellos. Víctor daba a entender lago de preocupación por ella, sin embargo también estaba con esa ruda mirada de ¿con quién te fuiste? A él no le molestaba que saliera de vez en cuando, le molestaba que saliera con chicos ¿algún día se resignaría a que tenía una hermana a la que le gustaban los hombres? Por otro lado Igor la miraba con reproche, todo por haber lastimado a su padre y porque seguramente terminaría echándole en cara algo relacionado con su madre o su trabajo y finalmente la dura mirada de Dmitri era la única que la penetraba.

Antes de dar un paso más tomó todo el aire que pudo, parpadeo un par de veces más pues aún le lastimaba la luz. Apretó la mandíbula cuando su padre comenzó a hablar, sería una tarde muy larga.