No puede ser normal {Audrey Aldrin-F.}

Ya era casi de noche, y había dejado a Aaron con mi prima, su tía Alex, para poder trabajar en casa. Se trataba de un caso de asesinato en Oxford Street, una joven subsahariana a la que habían apuñalado violentamente. Esos casos me ponían la piel de gallina, el pensar que de verdad había gente tan loca por el mundo...bueno, a eso se dedicaba mi ex marido, a sacar los perfiles del asesino a través de los casos. Suspiré mientras pasaba las fotos del escenario del crimen una a una, me había tocado a mí ir esa tarde como criminóloga, junto con otros miembros del equipo. Me quedé un largo rato mirando una de ellas. Se trataba de una foto un tanto sádica. Mostraba a la chica tendida en el suelo con un charco de sangre, y unas palabras escritas en la pared con sangre, había que comprobar si era la de la víctima- de eso me encargaría la mañana siguiente- La frase decía: "Ahora puedes asustarte, pelirroja". Lo extraño de todo es que la víctima no era pelirroja, ni tampoco nadie cercano a ella.

Tenía la mirada fija en la foto, pensativa, cuando oí sonar mi teléfono. Me sobresalté y lo cogí, el número era desconocido. Al escuchar lo que una voz me decía al otro lado del teléfono, entendí al instante la foto que tenía entre mis manos, y me puse pálida, dejando caer el teléfono al suelo de puro terror. Por suerte, el locutor ya había colgado y no perdí detalle de lo que me dijo. Cogí entonces el teléfono del suelo, muda de espanto, y llamé a Lionel. No sé por qué lo hice, no quería refugiarme en él, me gustaba demostrarle que me las valía sola, pero apenas hacía unos meses que nos habíamos divorciado y no sabía a quien acudir. No me cogía el móvil...genial.

No pasaron ni quince minutos cuando le oí tocar la puerta. Corrí a abrir, con los ojos llorosos y nada más abrir la puerta, me abracé a él.

- Pasa, por favor.- le dije con los ojos húmedos cuando me separé de él. Luego, me senté en el sofá de cuero y empecé a suspirar. No sabía como iba a explicarle todo eso.- Ha ocurrido algo...Aaron no tiene nada que ver, está con mi prima Alexa.- susurré entonces, intentando volver a la normalidad.

Recordemos lo que había pasado 15 minutos atrás... una conversación que tuvo lugar:

Una llamada telefónica, la cual la pelirroja cogió, no necesitaba distorzionador de voz, ella no me conocía yo a ella sí, no me podían localizar la llamada, no tenían el equipo necesario, y el numero era de un móvil robado, por lo que darían con otra persona que quizás hubiese notado su perdida, hablé claro, pero con mi habitual airé polar lleno de frialdad y carente de sentimientos:

¡Pelirroja! Quizás te preguntes quien soy, quizas te preguntes por qué tu, quizás te preguntes por que... demasiadas preguntas en la mente de una criminologa, demasiadas preguntas que obtendrán poco a poco sus respuestas ¿Pero a que precio? El mundo está lleno de incognitas ¿verdad? Pero a su vez tambien de muerte sangre y destrucción. Ahora responderé tu primera pregunta... ¡Ahora puedes asustarte... pelirroja!-una risa siniestra se hizo escuchar al teléfono, le acababa de decir quien era, colgué y dejé las cosas ahí. La primera parte del plan estaba, el miedo y la duda podrían llevar a las personas a temerse lo peor y eso incrementaba el sufrimiento.